Cuentan que había una caravana en el desierto.

Al caer la noche la caravana se detiene. El muchachito encargado de los camellos se acerca al encargado de guiar la caravana y le dice:

-Tenemos un problema, tenemos 20 camellos y 19 cuerdas, así que ¿cómo lo hacemos?

Él les dice:

-Bueno, los camellos son bastante bobos, en realidad, no son muy lúcidos, así que anda al lado del camello que falta y haz como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.

Un poco desconfiado, el chico va y hace como que lo ata y el camello en efecto se queda ahí, paradito, como si estuviera atado.

A la mañana siguiente, cuando se levantan, el cuidador cuenta los camellos, y están los veinte. Todos los camellos avanzan en fila hacia la ciudad, todos menos uno que queda ahí.

-Jefe, hay un camello que no sigue a la caravana.

-¿Es el que ataste ayer porque no tenías la soga?

– Sí, ¿Cómo lo sabe?

– No importa. Anda y haz como que lo desatas, porque si no va a seguir creyendo que está atado, y si él cree que está atado, no empezará a caminar.

El camello y la cadena invisible, Jorge Bucay